Ayer estuve en Bekoji, un pueblo recóndito en las montañas. Todo muy precario, pero es la cuna de los mejores atletas etíopes.
Las hermanas Dibaba, Derartu Tulu, Kenenisa Bekele nacieron y entrenaron en este pequeño pueblo de la región Arsi, Tiki Gelana. El motivo de tanto éxito es que está a 2.800 m de altitud y que el entrenador, Sentayew Eshetu, les hipermotiva. Tienen muchísimas ganas y pocos recursos… ¡fijaos qué zapatillas usan!
Esta mañana hemos enfilado para Awassa, la ciudad donde el domingo voy a correr el maratón. Antes hemos parado en Shashemene un pueblo de rastafaris jamaicanos. En los años 40 el emperador etíope Haile Selassie entregó parte de esta localidad a todos los rastafaris jamaicanos que quisieran regresar a África. El movimiento rastafari recibe su nombre de ese emperador, que antes de coronarse rey se llamaba Ras Tafari, y que para ellos es el segundo advenimiento de Cristo.
Ayer estaba corriendo con chavales que irán a las olimpiadas y hoy con rastafaris que meditan fumando marihuana. Este país es alucinante…