Cervino Santi Millán 02.2014

En un par de semanas marcho a Suiza a intentar escalar el Cervino, pero no voy solo, sino con Santi Millán. Está muy en forma, pero no tiene ni idea de alpinismo. Le tengo que poner las pilas.

El Cervino, o Matterhorn (según como le llaman en Suiza o en Italia, porque hace frontera entre ambos) es una montaña mítica de los Alpes. La consideran la más bonita del mundo, pero también es una de las más letales de los Alpes (más de 500 muertos desde 1865). Con sus 4.478 metros no debería tan letal, pero es muy expuesta, la vía normal, la Hornli, es afilada como un cuchillo, y las piedras están sueltas, así que hay muchos desprendimientos y puedes dar un traspiés e irte para abajo.

No parece el lugar más indicado para llevar a un novato como Santi Millán, que no sabe ni ponerse un arnés, pero para él es una montaña muy especial. Sus padres emigraron a Suiza hace décadas y le hablaban del Cervinio cuando era pequeño. Yo le he prometido llevarle hasta la cima, pero a cambio le pediré algo, que él no se imagina.

Santi parte con una ventaja: está muy fuerte. Desde hace cuatro años se prepara para correr triatlones. Ya ha corrido la Titan Desert, una prueba en bici por el Sahara, durante 6 días. Palizón. El año pasado además corrió medio Iron Man en Menorca (1.9 km a nado, 90 en bicicleta y 21.1 km corriendo).

De momento hemos venido a entrenar a León. En Vegacervera se ha enfrentado a una pared vertical, una escalada deportiva pura, para ver cómo está de equilibrio y manejo de cuerdas. Al tercer largo no pudo continuar, así que no pasó el examen... aunque era un examen difícil, lo reconozco. También le llevé a subir el espolón de Peña Ubiña, que -salvando las distancias- se parece a la arista Hornli, porque es vertical, aéreo, y se progresa sin ir asegurado. Santi llegó a la cima con bastante soltura. La verdad es que tiene dotes para esto de la montaña. Yo creo que lo vamos a lograr, el Cervino no se nos puede resistir, ¡cueste lo que cueste!