Desafío Extremo se mete de lleno en un auténtico viaje de exploración en la región del Chang Tang hindú. Una inhóspita meseta que forma parte del enorme altiplano tibetano, y que se extiende por Tíbet (China) y por el sureste de Ladakh (India), en la frontera norte de Tibet.
Así ha descrito Jesús el lugar en el que se encuentran ahora mismo: en plena cordillera del Korzok, en lo más remoto del Chang Tang indio (que ya es muy remoto de por sí!) en un “paraíso de cumbres de seis mil metros”.
Llevan varios días sin cobertura satélite (en toda la India) y no habíamos vuelto a saber de ellos desde el pasado jueves; así que en su inesperada llamada de hoy nos ha dado un montón de información de todo lo que les ha pasado en las últimas jornadas: no sólo continúan su increíble periplo por lo más desconocido de la Korzok, si no que mañana ¡salen hacia la cima de un espectacular seismil virgen!
Tras salir de la zona del lago Tsokar, donde habían tenido un extraordinario encuentro con nómadas tibetanos y chantaníes, el equipo de Desafío extremo puso rumbo Sureste, hacia la parte más hostil del Chang Tang. “Sabíamos que a partir de ahí no nos íbamos a encontrar prácticamente a nadie, ni poblados, ni nómadas, porque la altura de los collados es demasiado elevada -5.500 metros-, y hay mucha nieve como para pasarlos con el ganado; es demasiado complejo, por eso no van hasta bien entrado el verano”, nos contaba Jesús.
De hecho, un pequeño campamento de nómadas chantaníes “de una austeridad que nos dejó realmente impactados”, que vieron al poco de salir de Tsokar han sido los únicos seres humanos con los que se han cruzado desde entonces (y casi seguro que los últimos, hasta que regresen de las montañas!).
Una vez metidos de lleno en esa “zona oscura” de los mapas en los que ni valles, ni ríos, ni picos están nombrados ni referenciados, entraban en terreno absolutamente desconocido, y con un montón de posibilidades, “miráramos donde miráramos. Teníamos una idea más o menos clara de hacia dónde queríamos ir, pero no si íbamos a poder llegar, ni a través de qué collados, que sí sabíamos que rondaban, todos, entre 5200 y 5500 metros. Nuestra idea, como ya sabéis, era llegar hasta donde pudiéramos con los caballos, y a partir de ahí tirar para arriba con las mochilas con todos lo necesario para montar un campo base y quizá un campo de altura en las montañas”.
Así que, durmiendo todas las noches desde que dejaron Tsokar a 5200 metros, siguieron avanzando sin parar, llegando a cruzar collados altísimos de más de 5.000 metros. Según nos contaba, no han faltado tampoco los problemas, como alguna fuerte tempestad de nieve y viento que les ha sacudido de lo lindo y que apenas les dejaba caminar o como cuando los caballos se han negado en algunos puntos a continuar, “pero hemos logrado seguir avanzando sin parar, metidos en este maremágnum de posibilidades y montañas que es esta enorme zona del Chang Tang.
Habíamos apostado por uno de los valles que habíamos 'intuído' en un mapa, y después de una jornada larguísima, agotadora, a mucha altura, lo hemos encontrado, y hemos descubierto unas montañas... increíbles” nos contaba un Jesús totalmente emocionado con el descubrimiento que han hecho, y no parece que sea para menos porque “delante de nosotros tenemos una enorme pirámide blanca, de hielo y nieve, con un glaciar gigantesco y un lago helado... parece el K2, en pequeño! Es pura magia, estamos todos alucinados.
Es como el sueño de cualquier alpinista, un lugar al que no ha llegado nadie, no hay sendas, ni hitos, ni vestigios de que nadie haya estado aquí, todas estas montañas son vírgenes para nosotros, y son de una belleza increíble...!!”
Han montado el campo base a los pies de la pirámide y un campo de altura a 5800 metros, en un emplazamiento que encontraron ayer en una primera exploración de la montaña. “Subimos Emilio y yo por puntos diferentes buscando un buen lugar para montar las tiendas del campo de altura, llegué hasta 5900 y al descender unos 100 metros vi una atalaya inmejorable para montar el campamento: una montaña satélite de punta plana, con el hueco justo, y delante, la pirámide de hielo, nuestro principal objetivo”. Nos cuenta que es un objetivo difícil, con mucho hielo y muy vertical, que no saben si lo van a poder conseguir, pero que lo van a dar todo por intentarlo.
Han equipado hoy el campo de altura, donde están ya aclimatando (“a cañón”) y donde dormirán, para salir mañana –en principio- hacia la cima del pico. Se plantean diferentes rutas para llegar hasta ella, incluso escalar un primer seismil que da acceso a la gran mole del “pequeño K2”, por el que, desde luego, van a pelear duramente.
Y después se ha despedido, subido a ese increíble balcón bajo el que se extiende el Tibet y un mar de seismiles vírgenes a sus pies!
Si todo va bien, mañana se bajan con dos seismiles “en el bolsillo”, ¡toda la suerte del mundo para los cuatro! Seguiremos informando, amigos... ¡si puede volver a llamarnos!