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Dolpo 10.2009

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Dolpo es una región inhóspita, la más grande de Nepal, pero también la más despoblada, a penas viven 5000 personas. Esta muy mal comunicada, no hay carreteras, ni apenas escuelas u hospitales.

> Parados en Mitad de un Collado de 4.600 metros

Hola amigos desde la ultima crónica estábamos en Paldan, después hemos llegado a un espectacular pueblo de Dolpo donde sus habitantes son tibetanos y profesan la religión Bon, antes del actual budismo.

Aquí se encuentra el campamento de los militares donde tenemos que pasar el control y no tenemos aun el permiso de rodaje que se esta gestionando en Katmandú y nos lo enviaran vía satélite. Estamos muy nerviosos pues todo el mundo ya sabe que estamos filmando un documental, y los militares nos esperan.

Nos dicen que los permisos ok, pero que no podemos filmar ni un minuto mas, y que hay que guardar las cámaras en los bidones estancos.

Con esa desolación montamos el campamento a orillas del lago de un color turquesa casi imposible, nadie sabe exactamente el porque de este extremado color.

Hablamos Manu, Emilio, los serpas y yo, que hacer. Esta claro que continuaremos con o sin cámaras.
Nos dicen que por la mañana hay que acercarse al cuartel a validar los permisos para poder entrar en el alto Dolpo, un lugar que se habré y se cierra con suma facilidad en función de los conflictos internos que tiene la región o el propio Nepal.

Dolpo es la región mas grande de Nepal y vive al margen de lo que ocurre en Nepal, las gentes de estos remotos valles casi nunca han recibido ayudas del gobierno y viven al antiguo estilo tibetano, pero de vez en cuando las guerrillas maoístas de los valles bajos alcanzan estos lugares de ahí que existan controles militares. Además es puerta de entrada de diferentes collados con el Tíbet, y dado que también están las cosas revueltas por Tíbet, deciden controlar el paso de personas al alto Dolpo. Nosotros tenemos de esos pocos permisos que se conceden para poder entrar en estas remotas tierras, casi olvidadas del Himalaya mas profundo.

Por la mañana nos acercamos al puesto militar, y tenemos la gran suerte que estan yo diría que muy felices de la cantidad de “chang” que han bebido. Están celebrando los tres días mas importantes de las fiestas de Nepal: el Tihar, y estos sorprendentemente nos ayuda a que hagan la vista gorda con las cámaras y nos dejen veladamente filmar. Alguien dice “yo no he visto nada”, pero aun así seguimos con el trámite del permiso. Todavía nos queda más de un mes, y podemos encontrarnos con más sorpresas.

Comenzamos muy pronto a caminar y ya desde el primer momento lo hacemos sobre la estrecha senda horadada en el lago Photsundo. Es casi imposible que puedan pasar las mulas por este estrecho camino de a penas 50 cm. Por esta razón los porteadores, cocinero, serpas e incluso nosotros pasamos toda la carga en varios viajes durante el primer tramo de mas o menos un kilómetro de largo. Es una tarea dura y tediosa. Después lo harán las mulas sin carga, dirigidas por el experto mulero.

En un pequeño pasaje estrechísimo, vemos lo deteriorado del camino y como en el fondo del lago hay una mula ahogada y restos de vigas de madera. Es muy fácil que se desmoronen fragmentos del camino. En estos pasajes no hay nada excepto paredes de roca verticales que llegan hasta el lago, y en estas paredes planas, los tibetanos de Dolpo incrustan vigas de madera y después ponen piedras planas a modo de losas para fabricar una senda donde no hay nada. Así esta echo todo el camino que bordea el lago durante 6 kilómetros. Echamos casi el día en atravesar este lago y lo conseguimos sin perder ningún animal, pero si alguna carga y sobre todo algo muy preciado: ¡35 litros de keroseno¡. Esto si es un problema, porque en el alto Dolpo no hay keroseno, ni madera, ni ningún otro combustible que no sea estiércol de animales. A partir de ahora a economizar el keroseno, o no podremos continuar. Hacemos cuentas y podremos conseguirlo siempre y cuando no perdamos más keroseno, a cambio no herviremos el agua…

Llegamos a un bosque precioso de álamos, pinos enanos, y otros arbustos, encima de nosotros montañas de 6.600 metros, y un valle de corte en “V”, donde el sol solo entra durante tres horas al día. Hace un frío húmedo endiablado, lo que nos obliga a cenar pronto, a las 6 de la tarde y a las 7.30 estamos metidos en los sacos de dormir para entrar en calor. Este será nuestro ritmo a partir de ahora, pues el frío ira en aumento a medida que alcancemos altitud.

Al día siguiente empezamos una larga y dura etapa, tenemos que alcanzar el campo base de nuestro primer gran obstáculo: un collado de 5.400 metros de altura, que hay que dividir en dos etapas. Hoy llegaremos a un campo base situado a 4.600 metros. Pero antes abandonamos el valle en “V”, y nos metemos con decisión en una brecha cortada a tajo de a penas 15 metros de ancha, fría, umbría, donde nunca entra el sol, y todo esta helado.

El camino serpentea por una difícil senda para los animales, y el frío es atroz. Estamos subiendo constantemente los 800 metros de desnivel. Por fin vemos que esta estrecha brecha se habré algo y el sol entra ligeramente, pero a tan solo 4.100 metros ya esta presente la nieve en las caras norte. Al dueño de las mulas se le cambia el gesto al ver la nieve tan baja y abundante. Para la caravana y nos dice que continuaremos hasta el campo base, pero cree que no podremos pasar el collado con las mulas.
Nos deja “planchados”, continuamos la marcha con pasos lentos, la altura hace mella en nuestros cuerpos aun no aclimatados, incluso un porteador esta fastidiado con fuertes dolores de cabeza, que Emilio y yo atendemos, aliviándole con analgésicos. Casi no hablamos de la preocupación con lo que nos ha dejado el dueño de los caballos.

Por fin alcanzamos el campo base donde la garganta definitivamente se abre y disfrutamos de unas vistas fantásticas: picos de 6.600 metros nevados como merengues, al fondo la garganta por la que hemos subido, a los laterales formaciones calizas, y las laderas de nuestro campo base nevadas. Mas arriba vemos el empinado collado por el que tenemos que subir mañana y atravesarlo, pero antes las malas noticias…

El dueño de los caballos decide subir hoy mismo con Chiring a ver como esta el paso, de este descomunal collado. Nosotros esperamos con tensión en el campo base, y al atardecer descienden agotados, y nos comunican que para los caballos y mulas es totalmente imposible, del otro lado del collado la nieve es muy espesa, la senda bloqueada por el hielo, y las pendientes son muy fuertes, ningún caballo o mula sobreviviría.
Dice que nos tenemos que dar la vuelta, y esto significa que la expedición se ha terminado, y que no podremos desvelar los secretos que nos aguardan detrás del gran muro de 5.400 metros que separa el bajo Dolpo del alto Dolpo. ¡No me lo puedo creer¡…

Hablamos largo y tendido los serpas y nosotros y decidimos que se marchen los caballos y nosotros esperamos en este punto hasta que Chiring encuentre Yaks en el pueblo de Photsundo, el poblado que esta al final de lago a dos días de distancia.

Chiring lo acepta, le damos un teléfono satélite y nos comunicaremos con el mediante otro teléfono satélite.
Las caras son largas y los ánimos por los suelos, al menos estaremos cuatro días aquí parados sin saber que será de nuestra expedición. Chriring ya se ha ido, y aun no tenemos noticias si ha podidocontratar Yaks en esta época tan cerca del invierno, es difícil que alguien se preste a pasar este fabuloso muro helado de 5400 metros y otros cinco collados mas y un mes de travesía a las puertas del invierno donde te puedes quedar completamente asilado si las nieves deciden adelantarse. No es un abroma, es uno de los lugares del Himalaya más radicales, no hay casi nada de lo que entendemos por vida occidental, y una se las tiene que arregla como puede, si el invierno se adelanta pues simplemente te quedas atrapado donde te sorprenda como ha ocurrido desde los tiempos inmemoriales y seguirá ocurriendo. Tendríamos que pasar el invierno en alguna pequeña aldea tibetana, o sacarnos en helicóptero si algún aparato pudiera volara hasta aquí, cosa que dudo mucho.
Ahora os escribo desde mi tienda de campaña a unos.-15ºC, compartiendo esta tienda con Phuntchok y los dos con diarrea y vómitos, aun que con claros síntomas de mejoría gracias a las medicinas. Son las consecuencias de no tener keroseno y no hervir el agua, hay muchos excrementos de yaks alrededor y alguna oportunista bacteria se instalo en nuestros calentitos cuerpos, pero mañana las echaremos. ¡Tenemos unos buenos antibióticos¡.
Amigos en la siguiente criónica sabréis si conseguimos los yaks y si después logramos atravesar este gigantesco collado nevado, helado y gélido.

Jesús Calleja desde la remota región del alto Dolpo.