estás en > Expediciones > Cordillera Darwin > Posts > TERRITORIO SALVAJE

Cordillera Darwin 02.2009

Volver

En la cordillera Darwin intentaremos mi hermano Kike, Emilio cámara y amigo, junto con tres amigos argentinos, escalar el monte Caledonia, lo que seria la primera repetición mundial a dicha montaña.

> TERRITORIO SALVAJE

Hola amigos, ya estoy metido en harina, os escribo desde un lugar que no existe en los mapas..
Llegamos a Ushuaia después de visitarlos los alrededores de esta pintoresca ciudad localizada en Tierra de Fuego, de echo es la mas austral del mundo. La visita a los lagos fue increíble y la pesca de truchas de un tamaño mas que destacable fue un éxito para Kike, mi hermano e incluso para Emilio y yo mismo, que nunca antes pesque algo tan grande.

Pero después de tanto placer, teníamos ganas de acción y de sufrir, que nos da la sensación que le hemos cogido gusto.

Lo primero resolver nuestro trasporte. Necesitamos un velero para alcanzar la Cordillera Darwin. Es un territorio tan aislado que no existe otra manera de llegar, no hay carreteras ni caminos, solo montañas, bosques densos, ríos, lagos y sobre todo muchos glaciares.

Por fin encontramos un velero que nos llevara, se llama Philos, y su patrón es australiano. Tiene 56 años, se llama Roger y es el típico lobo de mar. Su chica se llama Koni y ambos son encantadores. Estamos de suerte.
Sin mas demora el día 20 cargamos todas nuestras cosas en el velero, para partir camino hacia Puerto Wilians, un pueblo de poco mas de 2000 personas, que se encuentra en la isla vecina de Nabarino, que pertenece a Chile, y donde tenemos que dirigirnos, si o si, pues Cordillera Darwin esta en territorio chileno, y esto nos obliga ha pasar aduana en Chile, para obtener permiso de entrada en Darwin.

Nos acompañaran en esta expedición cuatro argentinos, todos amigos de otras expediciones en estas latitudes. Se llaman Tomas, Daniel, Nacho, Luis.
Luis es el más experto alpinista y el mejor explorador de esta tierra casi intocada. Es un reputado alpinista que aquí se les llama Andinistas.

Todos se embarcan en el Philos, rumbo a Puerto Wilians después de pasar aduana, pero Kike, Emilio y yo hemos alquilado una pequeña avioneta, pues queremos filmar desde el aire, las espectaculares vistas del canal de Beagle, a tan solo 150 Km en línea recta al Cavo de Hornos.

Dicho y hecho, el velero zarpa y nosotros despegamos de un aeropuerto local con un viento cruzado terrible. En España, ni locos hubiéramos despegado en esas condiciones, pero aquí como dice el joven piloto de 19 años, o sabes volar con viento o nunca volarías, pues es el pan de cada día.

Casi no podemos filmar nada, porque nos movemos más que en una coctelera, aunque alcanzamos a ver que el mar esta embravecido, y el juego de luces que forman los constantes cambios del tiempo, son espectaculares. La nubes son todas alargadas por la fuerza del viento, desde el aire se ven innumerables laguitos, bosques muy tupidos de lengas, y un sin fin de islas. Es una tierra salvaje de veras, y mi imaginación empieza a tomar conciencia del lugar a donde hemos llegado, y las aventuras que estamos por vivir.
Aterrizamos en Puerto Wilians, con alguna dificultad por los vientos, que han aumentado aun mas, pero felices de empezar por fin esta expedición.
 
Nuestros amigos llegaran mas tarde pues el mar esta muy malo, por lo que nos sobra tiempo para pasear por este pueblo, que sin duda es el mas austral del mundo, eso nos dicen los chilenos, aunque si le preguntas a un argentino te dirá que es Ushuaia, pues Puerto Wilians no es mas que un pueblo, de los que tres cuartas partes son militares que cuidan de las fronteras.

La vida en este lugar es curioso, y los vecinos saben todo de cada uno, aunque hay secretos, y como en todos los lugares “cotilleos”. La tire un poco de la lengua a la dueña del supermercado, y a los diez minutos ya despellejo a medio vecindario.

Para que os hagáis una idea este pueblo esta construido hace muy poco, exactamente en el año 56, y las casas son muy precarias, da la sensación que saldrán volando en cualquier momento después de una fuerte ráfaga. A penas hay coches, no hay hoteles, ni restaurantes, todos los servicios son básicos, y sin duda alguna ya saben todos los del pueblo que hay tres foráneos paseando por las calles, mejor dicho por la calle, pues hay dos principales.

Es un lugar muy cextraño, aunque también hemos conocido a un suizo que se autoexilio en este pequeño lugar apartado del mundo. Se llama Denis, y es una autentica enciclopedia, se dedica excesivamente a recopilar información de Tierra de Fuego, es increíble la documentación que maneja, y en su oficina descubrimos la mejor foto hasta ahora de la Cordillera Darwin.

Nos recopila información y es muy valiosa, sobre todo la fantástica foto. También nos dice que la ruta por la que queremos descender da paso a lugares que jamás nadie antes estuvo. Es territorio virgen, una gran zona en blanco en los mapas, cero de información, pero eso es lo mas atractivo, ahora sabemos con certeza al 100 x 100 que exploraremos una ruta nueva, llena de obstáculos, que pueden ser insalvables, lo que nos obligaría a retroceder por nuestros pasos. Por la foto que nos ha dado, hay tres escollos principales, de difícil resolución, pero eso es lo bonito, que nos vamos a explorar, además de escalar en un territorio inhóspito.

Ese día decidimos dormir en Puerto Wilians, pues el velero llego a las 8 de la tarde y no se puede pasar aduana, tenemos que esperar al día siguiente, y tampoco podemos dormir en el velero ni nuestros amigos pueden salir de el, pues no tienen la visa de Chile, y no hay aduaneros.
Al día siguiente despertamos en casa de Denis, una encantadora casita de madera muy frágil que esta enclavada en la misma costa, con vistas al canal de Beagle, y todas sus paredes son cientos de libros y documentos de Tierra de Fuego.

Es momento de despedirnos y regresar al velero, pues por radio nos confirman que los papeles están resueltos y los tramites de aduana todos correctos.
De nuevo en el velero, y ahora si todos embarcados nos despedimos del resto de vecinos con velero, pues esa es otra, hay como 10 veleros mas, de gentes nómadas que viajan por el planeta y se dejan sorprender por lugares increíbles que a veces les atrapa, como a unos italianos que llegaron hace trece años y allí siguen viviendo en el velero.

Por fin zarpamos y navegamos por el canal de Beagle rumbo oeste, hacia nuestro objetivo la cordillera Darwin.

Tenemos que alcanzar una bahía que se llama Yendegaia, pero antes recorremos el canal que tiene 300 Km de largo por 400 de profundidad, ya que anteriormente era un gran glaciar que se derritió y se convirtió en un paso natural desde el mar atlántico hasta el mar pacifico.
A ambos lados se descuelgan vertiginosas paredes de las montañas contiguas, que se alzan verticales hasta cimas de más de 2000 metros, donde los glaciares llegan incluso hasta el mar.
Es todo un espectáculo para la vista este lugar, es casi de fantasía.

Navegamos con fuerte viento y en unas 10 horas llegamos a la bahía Yendegaia. Fondeamos el velero de 14 metros, y en un pequeño bote desembarcamos.
Aquí solo vive un apersona, la única que habita en el basto territorio de Cordillera Darwin. Lleva aquí 14 años solo, cazando vacas cimarronas, es decir salvajes, es un gaucho llamado José, pero un gaucho de los que ya no quedan, esta curtido por la dureza de un trabajo infernal, y solo siempre solo, hasta hace dos años que llego en un velero una chica belga con su pareja, a la que se les termino el amor precisamente en este lugar, y ella se enamoro de José, curiosamente también en este lugar.

Desde entonces vive con el y se ha acostumbrado a esta vida tan dura. Ahora le ayuda en la caza de vacas salvajes con sus perros y caballos que también eran salvajes, hasta que José los domo.
Esta chica se llama Anamy, y nos ha resultado de gran ayuda, pues José esta de viaje y solo esta ella, y nos da una buena noticia: ella misma dirigirá la caravana de caballos hasta el campo base.
Esa misma noche cenamos un exquisito asado de cordero en su humilde casa, bien calentita, pues fuera hace un frío húmedo muy desagradable. Conversamos hasta la una de la madrugada y nos ha contado historias increíbles de su nueva vida.

Nos vamos al velero a dormir, pues el día siguiente será muy duro.

Tengo un reloj Suunto que en su último modelo te anuncia una función qua hasta entonces desconocía. Alas 5 de la madrugada se activa esta alarma y un mensaje aparece en la pantalla digital: “tormenta próxima”, me pregunto que es eso, y ripiadamente lo entiendo. A las 9 de la mañana empieza un temporal increíble de lluvia muy intensa y si parar de caer, luego el viento sopla con furia, y da la sensación que el cielo se viene encima. Esto es lo que nos espera para casi todos los días. Temporales que llegan desde la Antártida a tan solo 1000 Km de distancia.

Toca ensillar los caballos y organizar las cargas.
Resulto una tarea complicadísima, y Anamy, todavía no tiene la experiencia necesaria y resulta engorrosa y con cierto peligro, pues nada mas empezar la travesía el caballo de Matías le tira de una menara espectacular, ese era el comienzo de una pesadilla que duraría horas. Los caballos tiraban continuamente la carga, se volvían medio locos y daban patadas a diestro y siniestro, había que sortearlas como podías, era una locura de patadas por todas partes.

Los caballos son salvajes, los ha cazado José a lazo, y el mismo los domestica, no siempre con el éxito deseado. Así avanzamos a trancas y barrancas los diez caballos, dos potrillos y una jauría de perros.
Tenemos que pasar túrbales, que son unos musgos que se acumulan unos encima de los otros y se encharcan de agua donde te hundes hasta la rodilla, luego cruzamos a caballo varios ríos, hasta la panza del caballo, nos perdimos varias veces en los tupidos bosques, tuvimos que encontrar el camino correcto en el laberinto de castoreas, que todo lo inundan, los mosquitos son tan voraces que nos han comido vivos. Soplaba un viento de más de 50 km hora y llovía sin cesar, aun así la voracidad de estos mosquitos gigantes nos atacaban, obligándonos a cubrirnos con ropa hasta las cejas.

Estábamos al limite de abandonar, y planear otra estrategia, empapados de agua, entumecidos por el frío y el viento, los caballos anárquicos nos han hecho sufrir hasta decir basta, y cada accidente geográfico en estas condiciones parecía casi insalvable.

Hemos tardado no se cuantas horas en llegar a los glaciares, donde hemos instalado el campamento, tres pequeñas tiendas de campaña. Estamos muy cansados, de tanta tensión con los caballos, y para el colmo Matías y Nacho se perdieron y tardaron en aparecer en el campamento, aunque sin ninguna novedad.
En fin que estamos los siete dentro de la misma tienda cenado e intentando entrar en calor. ¡¡Estamos reventados¡¡ del jodido caballo.

Pero a partir de mañana empieza lo peor, la verdadera dureza, entramos en la zona de los glaciares, y la ruta que seguiremos apunta muy alto, desde la escalada al monte Caledonia, hasta la exploración y apertura de un nuevo territorio glaciar aun sin explorar.
Por delante un basto territorio, lleno de belleza, pero también de trampas y pasajes complicados, pero a eso hemos venido a la pura y autentica aventura salvaje.
Estar atentos que esto promete…

Jesús Calleja desde la tierra del fin del mundo.