Ya estoy embarcado en una nueva aventura junto a mi amigo y cámara Emilio Valdés. Intentaremos, y nuca mejor dicho, escalar el volcán Sangay, de 5.230 metros de altitud. Pero lo más destacable de este volcán, no es su altitud, que es considerable, si no que es el más activo de Ecuador, de toda América del norte y de América del sur, y uno de los más activos del mundo
Hola amigos, las tristezas de mi titulo de esta crónicas es porque ha muerto mi buen amigo Iñaki Ochoa. Es una noticia terrible. Era sin duda el mejor alpinista español en activo. Estaba intentando su último ocho mil, de los 14 que existen en el planeta, todos ellos en la cordillera del Himalaya, y posiblemente un edema cerebral, se lo llevo al otro mundo. Si como alpinista, difícil es encontrar otro igual tanto en técnica, como fuerza, y velocidad, como persona era sin duda aun mejor. Cuando hablabas con el, te emboba, era un pozo de sabiduría, y su manera de entender la vida siempre fue mi una referencia. Amigo Iñaki, te quiero recordar como siempre, con esa eterna sonrisa, siempre ayudando a los demás, y llenándome de orgullo cada vez que realizabas una de esas increíbles gestas. Estés donde estés, quiero que sepas que desde la cima del Volcán Sangay te dedique la cima, y tú te habrás reído como siempre, y seguro que estarás haciendo planes, como siempre hacías cuando estabas aquí. ¡ Como nos has hecho esta faena amigo, sabes que te queremos mucho, y ahora nos has dejado un enorme vacío, difícil de superar ¡. Para mí siempre estarás vivo en mi mente y mi corazón, y no voy a decirte que por lo menos has muerto donde seguro que te hubiera gustado morir. A nadie le gusta morirse tan joven y menos haciendo lo que te gusta. Es una autentica y macabra putada. ¡Iñaki, siempre contigo amigo¡
Es difícil para mí escribir que he conseguido otra esquiva cima, la del volcán Sangay el mas activo de América y de los mas activos del mundo, después de esta terrible noticia, cuando un amigo muere haciendo lo que nos gusta, escalar montañas, pero lo voy hacer como si el estuvieras vivo y te lo estuviese contando, es mi ultimo homenaje para ti Iñaki.
Nos levantamos a las tres de la mañana, para intentar la cima de este peligroso volcán, y en ningún momento las teníamos con nosotros que pudiéramos hacer cima. El tiempo es horrible como todos los días. Estamos a 3.550 metros, y por lo tanto para alcanzar la cima de sus 5.230 metros, casi son 1.700 metros de desnivel. Hay que pasar de la pura jungla a la nieve y luego al hielo, para llegar mas tarde a la parte de ceniza densa que esta en los alrededores de este cráter, cuyo volcán es el más activo de América y uno de los más activos del mundo. ¿Qué paso?, pues como sabes, muchas veces nos da la pereza y buscamos disculpas para no salir del saco, y menos después de tres días de travesía demoledora, que nos dejo para el arrastre a Emilio y a mí. Que alegría al ver que el tiempo era de perros, y no tendríamos este día que partir. Pero a las 7 de la mañana le da por aclarar, y se despeja el cielo por primera vez en toda la expedición, así que ahora ya no me quedaban excusas para no salir en busca de esa cima. Era muy tarde, lo savia, pero era una oportunidad de oro, encontrar un día tan esplendido.
Nos vestimos muy deprisa, cogimos algo de comer, ya a toda pastilla empezamos a remontar las primeras rampas, metidas en plena jungla. Es tan espesa que hay que ir machete en mano abriéndote camino, y hace un calor bochornoso, sudas como un pato, y te comen los diablillos de los mosquitos que llaman “arenillas”, son mas insistentes que las sanguijuelas que nos han atacado otras veces en Nepal, ¿te acuerdas?. Así proseguimos a buen ritmo, aun que nuestro ímpetu inicial nos puso en su sitio, pues en los primeros 500 metros casi nos desfondamos, y fue justo en ese rato cuando el tiempo dio un vuelco radical y empezó a llover con todas sus fuerzas, y bajo la espesa niebla de la jungla ya no se veía un carajo, como cuando nos encontramos en Namche Bazar hace dos años, así de espesa estaba. Pero ya no había vuelta a tras, decidimos continuar a pesar de que era tarde, no se veía ni a un palmo, y eran las perores condiciones para intentar esta cima. Nuestros ojos en esta ascensión son los de Ángel un lugareño que ha hecho sus cursos de andinismo como aquí se conoce al alpinismo. No se como lo hace pero el muy “perrete”, encuentra rutas para progresar en este caos de vegetación y valles de coladas de lava procedentes de anteriores erupciones. Poco a poco ascendemos, y abandonamos la zona de jungla, para llegar a otro territorio diferente, colonizado por musgos, y algún extraño arbusto, que parece a ver salido de épocas más remotas. Es el reino de los musgos y líquenes, ahora la jungla la vemos muy al fondo con sus extrañas brumas. Termina esta singular zona para entra en otra bien diferente, la de las lavas. Ahora no hay ni un solo atisbo de vegetación, solo hay lavas, con piedras gigantescas de basalto, o millones de piedras pómez, así como depósitos enormes de cenizas. Esta zona es tediosa y se hace pesada, pues es muy vertical y das dos pasos para adelante y uno hacia atrás, pero al final alcanzamos la parte mas alta de estos pedregales volcánicos, y llegamos a una atalaya natural, justo donde empieza la nieve. Si has oído bien Iñaki, partimos de la jungla espesa, y en tres horas estamos en la nieve. ¡Es como de locos¡. Ahora empezamos a ascender en diagonal hacia la cara este del volcán, pues hemos llegado a la zona mas expuesta de caída de rocas y piedras. Mientras cruzamos esta diagonal, desde la cima el volcán expulsa miles de rocas que continuamente se nos vienen encima en forma de andanadas. Las tenemos que esquivar como podemos. Si le da por venirse una de tamaño considerable, pues imagínate, también nos iríamos para el otro barrio. La verdad que tengo miedo, y miro mas hacia arriba que donde poso mis botas. La nieve se va endureciendo, y se forma casi hielo. Es momento de ponerse los crampones y seguir progresando, buscándole las vueltas a este terrible volcán. Por donde iba, a sí, que pase de la exuberante jungla a los musgos, después a las lavas, la nieve, el casi hielo, y de repente se pone a nevar con furia. Ya no nos dejara de nevar todo el rato, y nos sacude de cara. Son bolas de nieve helada, algún cúmulo nimbo nos quiere hacer la pascua. Pero seguimos ascendiendo. Estamos a tan solo 500 metros de desnivel del cráter superior, pues hay tres, y ahora el volcán escupe una especie de lluvia, medio nieve envuelta en cenizas que nos tiñen la ropa de negro, y además huele muy fuerte a azufre. Se nota que estamos próximos a la cima, y todo se vuelve más peligroso. Ahora las piedras son rocas, los gases se hacen casi inaguantables, tenemos muchos metros de desnivel acumulados, y se deja notar la altitud, pues no nos ha dado tiempo a realizar un buen programa de aclimatación. Pero decidimos seguir. Te aseguro Iñaki que le pusimos una fuerza de voluntad terrible. Emilio y yo comentamos que la ascensión pasada al Aconcagua nos pareció mas benigna, a pesar de sus casi 7.000 metros.
Estamos en las peores condiciones climáticas posibles. La baja visibilidad por la tormenta de nieve, casi no nos da tiempo para reaccionar cuando oímos venir una roca como un misil. Y este exceso de húmedad se cuela por el cráter y genera mayor actividad, siendo las explosiones cada cinco minutos, lanzando piedras, rocas y gases a gran altitud, y nosotros, quizás un poco embrujados por el volcán nos dirigimos hacia allí, hacia el mismísimo cráter.
Seguimos ascendiendo ahora por rampas de nieve y hielo mas inclinadas, no puede haber un error, pues terminaríamos mas de mil metros hacia abajo, la verticalidad es notable. Hincamos un crampón, luego el otro, respiramos, y vuelta a empezar, ya sabes esa monotonía que tu bien conoces. Estamos casi exhaustos, tenemos 1.500 metros de desnivel en las piernas, pero ya vemos la silueta entre las tinieblas del primer cráter. ¡Coño¡, si estamos por encima de este primer cráter, y a tan solo 50 metros del segundo. La espesa niebla y la ventisca de nieve, no nos los dejaban ver y los teníamos encima. Vemos una gran fumarola, y nos dirigimos hacia ella. Ángel nos dice que no, pero Emilio y yo queremos grabarla para nuestro programa DESAFIO EXTREMO, y dicho y hecho, nos plantamos cerca de ella, antes tuvimos que atravesar una zona de cenizas muy profundas donde se nos hacia un taco de ceniza en los crampones que nos pesaba 6 kilos cada bota. Aun así llegamos asolo 5 metros de esta gran fumarola que expulsaba gases a presión como una chimenea de un barco. Lo filmamos, y continuamos hacia el cráter principal, al que Ángel llama “la puerta del infierno”. Por en el trayecto de ascenso hay cantidad de fumarolas, y lo que nos asusta mas es que el suelo esta lleno de rocas recién expulsadas, pues la nieve lo cubre todo, menos esas rocas diseminadas por nuestro camino, que se cuentan por centenares. ¡Que locura Iñaki, ¡ nos vamos al borde del cráter. Ángel grita y se mata con la razón que es muy peligroso, que hace tiempo cinco alemanes murieron por acercarse al borde, pues el volcán explosiona incluso cada dos minutos. Emilio y yo estamos decididamente embrujados por los continuos micro temblores debajo de nuestros pies, las explosiones, el olor azufre que te vuelve loco, y el continuo sentir de rocas que salen volando y se estrellan en algún lugar muy próximo a nosotros. Te lo juro Iñaki, decidimos asomar el morro en el mismísimo borde del cráter. Allí llegamos, incluso Ángel, fue sublime, una carga de adrenalina brutal. Y el volcán exploto dos veces mientras estuvimos unos ocho minutos en su borde. Oímos las explosiones como bombas y las rocas saltaron por los aires y no nos dieron que fue lo raro. Tengo grabado los pedazos de rocas, algunas como una mesa de grande junto a nosotros, recién aterrizadas minutos antes, en el mismo emplazamiento que donde nos situamos a rodar estas increíbles escenas. Luego, después de sacarnos las fotos con nuestras banderas, decidimos largarnos de allí a toda prisa, la situación se estaba volviendo excepcionalmente peligrosa, y no era cuestión de que una roca nos aplastara la cabeza, o un chorro de ese gas letal a temperaturas incandescentes nos dejara como un churrasco.
Dimos la vuelta, con las escasas fuerzas que nos quedaban, ya teníamos en el cuerpo 1.700 metros de desnivel, pero antes nos comimos el “bocata”, en el primer cráter, que no explota, aunque tiene fumarolas por todas partes, que comparte racimos preciosos de hielo envueltos en ceniza. ¡Que espectáculo tan fantástico y brutal¡. Allí supe cuando llame por mi teléfono satélite a casa que habías decido dejarnos a correrte otras aventuras más excepcionales, porque la verdad amigo ya casi no te quedaba en la tierra lugares para tus ansias de adrenalina. Allí donde estés, estarás diseñando nuevos proyectos, y serás feliz, pero podías a ver esperado un poco más, pues nos has dejado un vació, un gran vacío de ti. Por eso quiero que te lleves esta cima, te la dedico, es de esas que enganchan de la fuerza que tiene, de las que apasiona. Toda para ti amigo.
Luego descendimos sin novedad, y vuelta a la selva, para retornar a España cuando proceda, pero eso será otra historia que ya te contare.
Adiós amigo, hasta luego. A partir de ahora cuando leas mis crónicas quiero que sepas que buena parte de ellas serán para ti, amigo, buen amigo.
Tu siempre amigo Jesús Calleja.