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De nuevo en Chile

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> Posteado el 27/01/2006 a las

Estimados Lectores, ¡Ya estoy en Chile!

Gracias a la velocidad con que hemos llevado esta expedición, al llegar al campo base, pude al día siguiente volar a la base de Patriot Hill.
Llegamos Andy (el americano), Juan Diego (el canario), y yo a la base de Patriot Hill y nos dijeron que éramos muy afortunados porque hacia una semana que el mal tiempo obligaba a tener los dos aviones en dique seco, sin poder volar, y esa era la primera ventana en una semana.

Pero antes de recogernos a nosotros tenían que rescatar a un venezolano que estaba inmerso con otros cuatro compañeros en una aventura de caminar desde la bahía de “Hercules”, hasta el Polo Sur, ni mas ni menos que unos 1.500 Km.

Llevaban dos meses y no habían llegado, pero para este amigo venezolano, la aventura termino antes de tiempo, pues se congelo 8 dedos de los pies y uno de la mano.

El rescate se produce a primeras horas de la mañana y después nos recoge a nosotros.

La avioneta cuando hay una bonanza meteorológica entra en un frenesí imparable, pues hay que aprovechar los escasos momentos de buen tiempo en la Antártida.
Estamos con suerte y volamos a Patriot Hill.

Cuando llegamos a la base, nos parece de verdad un pedazo hotel, a pesar de tener que dormir en tiendas de campaña, pero estas de mejor calidad, y con un servicio de comedor en el que se vive a plato puesto.
En la base convencemos al venezolano que tiene que viajar a España a curarse esas congeladoras que tenían muy mal aspecto, y que seguro que habrá que realizarle amputaciones de dedos, aunque claro eso no se lo dijimos.

Estaba muy preocupado, pero no sabia en realidad el alcance de sus congelaciones. Yo las eche un vistazo, y pude compararlas con las que he visto en el Himalaya y eran muy feas.

Se puso en contacto con el Dº Morandeira en Zaragoza, donde se encuentran los dos mejores especialistas del mundo en congelaciones: el Dº Morandeira y el Dº Aguirre.

Ya le están esperando en Zaragoza, pues al enviar las fotos de sus dedos por satélite, el Dº Morandeira dijo que necesitaba que llegara a Zaragoza urgente.

Pero claro eso de urgente en la Antártida es entre comillas, pues de aquí no se sale si el tiempo no es medianamente bueno. El único avio ruso que aterriza en mitad del hielo no se arriesga si no hay unos mínimos de seguridad de viento y visibilidad.

Esto hace que se produzca un retaso de 5 días, que en realidad sigue siendo toda una suerte, pues en ocasiones se ha estado hasta 6 semanas sin poder volar, y por lo tanto atrapados en la base de Patriot Hll.
Hay que destacar que Patriot Hill es la única base de toda la Antártida que se desmonta por completo, pues no es fija y esta construida a base de tiendas de campaña y un comedor con unas telas que soportan vientos de hasta 220 Km hora.

Y además no tiene ninguna pista de aterrizaje, es solo hielo, hielo azul en mitad de un glaciar, donde como sabéis el avión tiene que frenar con la reversa del motor, sin tocar los frenos.
Una vez en la Base estamos tremendamente felices de la actividad que hemos realizado, y volvemos a ver a toda la gente que vino con nosotros con intención de llegar al Polo Sur. Estaban todos, menos los escaladores del Vinson que seguían peleándose con la montaña.

Allí estaban nuestros compañeros de viaje del Polo Sur para sacarse la foto en tres horas y regresar a Patriot Hill, y al mirar los rostros de estas personas reflejaban cansancio, mucho cansancio. El señor tejano ricachon estaba conectado a una botella de oxigeno puro, y la cara parecía un poema. El resto de los personajes tendré que emplear otra crónica para describir lo que contaron y el estado en el que se encontraban. Como avanzadilla diré que hubo crisis de ansiedad, insomnio por culpa de las 24 horas de sol continua, estrés, por no saber cuando saldrían de la Antártida, en fin mucho más de lo que esperaba cuando montamos en el avión carguero ruso antes de llegar a la Antártida.

Estaba claro que este continente helado y hostil no es para ir de vacaciones , aunque así lo piensen los que tienen mucho dinero y creen que con el, se puede comprar todo. Pues no señores, exige mucho, mucho sacrificio, esfuerzo, capacidad de sufrimiento, tanto físico como psicológico, pues la sensación siempre es de absoluto aislamiento, y los biorritmos se alteran pues nunca sabes cuando hay que dormir. Todo tu cuero se desgasta mas, incluso que en una montaña de 8.000 m.

La Antártida es soledad, desierto blanco, hielo, viento, mucho viento, frío aterrador, sol 6 meses, noche otros 6 meses. Todo es hostil pero también belleza. Una belleza como nunca antes he visto. Una belleza que embruja. Sufres, pero quieres volver. Yo ya tengo un plan para volver. Se me a ocurrido una idea que pondré en practica en su momento, cuando reúna la preparación necesaria y el dinero. Pero será una gran aventura; seguro que mas adelante…

Como decía esperamos hasta que el ruido de os 4 motores turbina del avión ruso resonaron encima de nuestras cabezas, y después de una maniobra casi imposible aterrizo con un ruido sordo sobre el glaciar. Tembló todo el suelo, pues el hielo no es del todo compacto, tiene muchas grietas, y estas amplificaron el sonido, hasta dar la sensación que se abriría el suelo en cualquier momento. El avión se para, y en dos horas mas tarde estábamos montados en el carguero ruso. Todos menos el resto de los escaladores que seguían atrapados en el Vinson a la espera de poder escalarlo, pero con gran incertidumbre debido al mal tiempo y a las fechas tan tardías.

También en el avión se encontraba 5 expedicionarios que estaban realizando el mismo viaje que llevo a Scott al Polo Sur hace casi un siglo. Estaban ataviados con las mismas ropas de época. Lo habían conseguido, y la verdad que era una aventura muy especial y bonita el recuperar la bibliografía del capitán Scout, reconstruirla insitu por el mismo recorrido que realizo el capitan Scott. Estos expedicionarios consiguieron llegar al Polo Sur, con sus maltrechos cuerpos, pues habían perdido durante la travesía entre 18, y 25 Kg.
Pronto en algún canal televisivo de documentales veremos su aventura como nos adelantaron.
También viajaba una expedición científica de varios países, pero predominantemente de chilenos que habían recorrido 900 Km en unas maquinas oruga, investigando y luego certificando el descubrimiento de un lago gigantesco de agua dulce a 3.700 metros de profundidad. Justo el lago comenzaba debajo de la base de Patriot Hill, y se extendía a lo largo y ancho con unas dimensiones que han dejado a los científicos sorprendidos, sobre todo porque han detectado que la temperatura del agua es de 2 grados bajo cero y esta en estado liquido. Abriéndose nuevos interrogantes sobre la formación de la Antártida. Nosotros les dimos datos sobre las montañas que habíamos escalado, y ellos los recogieron con entusiasmo, pues dicen que cualquier observación que se haga de este continente, resuelve enigmas.

Las temperaturas están cayendo de un modo preocupante en la Antártida. En esta época el sol ya esta cerca del horizonte y la temperatura desciende medio grado diario. De aquí en unos 20 días será de noche las 24 horas del día y el mercurio hará la vida insoportable. En el mes de abril se registraran temperaturas de menos de -70ºC, sin contar con la sensación térmica producida por el fortísimo viento. Nadie podría sobrevivir mas de un minuto a la intemperie. Es hora de regresar.

Al fin buscamos acomodo en el avión como podemos, pues es el antepenúltimo vuelo que el avión realizara a la Antártida esta temporada, y esta repleto de cosas.

Nosotros nos acomodamos al fondo, todos apiñados, cada uno como puede. Aquí las normas aeronáuticas de seguridad pues simplemente no existen. Yo decido subirme encima de la carga donde encuentro unos colchones para tumbarme. En comparación con el resto de pasaje, parece que viajo en primera clase. Ya sabemos como somos los españoles de picaros. El canario y yo al ver como estaba el avión de lleno de objetos nos fijamos en la carga, y allí estaban dos colchones esperándonos. Trepamos por la carga atada con una especie de maya de telas y en la picota de la carga viajamos hasta Chile en un vuelo de 6 horas.
Entre esa carga había de todo, pues la base de Pariot Hill se estaba desarmando. Entre la carga, varios cientos de Kg de orines y heces de toda la temporada, así como no se cuantos fardos de basura compactada. En definitiva, era un vuelo lleno de basura y residuos orgánicos de vuelta a Chile para destruirlos.
Lo que paso, es que a medida que el avión entro en calor, el hielo de los orines se derretía, las heces no os voy a dar detalles, pero la realidad es que ahora que escribo estas líneas desde Chile, todavía huelo a “mierda”.

Cuando venia en el avión con un olor inmundo me entro un ataque de risa que no podía sujetar: me veía, subido en lo alto de la mierda, tumbado en un colchón roído, sin cinturón de seguridad, y con un ruido infernal. Me estaba acordando de cuanto había pagado por el pasaje de ida vuelta. No se si decíroslo, pero tiene 5 cifras, y sin duda es el billete mas caro de mi vida. Pero es lo que hay, y después de ver los “coj…” que tiene para bajar el pájaro en ese glaciar, se perdona todo.
Así llegue a Punta Arenas (Chile), donde comenzó y termino una de las expediciones mas impactantes de mi vida.

No me he despedido de la Antártida con un adiós, si no con un hasta luego, pues seguro que volveré. Es un continente salvaje, el mas salvajes, y hostil como no existe otro lugar en el planeta, pero como decía antes, de una belleza sin igual. Una belleza que atrapa. Todavía hay lugares en este fantástico planeta donde hay que seguir explorando, y aumentar nuestro conocimiento sobre los lugares remotos.

Esta expedición no solo es un reto deportivo, es también una aventura en pleno siglo XXI, donde la exploración tiene cabida, y hacen falta personas como nosotros que recojamos datos de las zonas mas remotas de la tierra, para ayudar a la comunidad científica a descifrar los misterios de las zonas mas inaccesibles .Y sobre todo que aprendamos de una vez por todas a cuidar lo que tenemos, que sin duda es lo mas grandioso y hermoso del universo: EL PLANETA TIERRA.

Es momento de recoger y viajar a Santiago de Chile donde partiré el próximo día 26, para llegar a España el viernes 27 por la tarde
De momento ya no os informo desde los últimos confines de la tierra, pero volveré…

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