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Crónica nº 6

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> Posteado el 22/04/2006 a las

Estimados lectores, una vez más no tenia que estar escribiendo esta crónica, pues no me tocaba. Os prometí que escribiría cuando regresara del campo I o incluso del campo II. Pero todavía nadie en el campo base ha podido atravesar la cascada del hielo del Solu Kumbu. Este año se niega a que escalemos sus verticales hielos.
Han ocurrido acontecimientos muy desagradables. Ayer día 21 han fallecido tres serpas en dicha cascada de hielo, además de numerosos heridos de diversa consideración.

Os pongo en antecedentes: Como recordareis nos han caído unas nevadas fortísimas, y todos los manuales de montaña dicen que al menos cuando salga el sol hay que esperar mínimo tres o cuatro días para que el manto de nieve se transforme y estabilice.

Pero que ha ocurrido: llevamos muchos días en el campo base todos los grupos de escaladores que ansían la cima del Everest y Lhotse, y la paciencia no es precisamente una virtud occidental. Los serpas avisaron de los potenciales peligros de escalar esta siniestra cascada de hielo con esa gran cantidad de nieve, pero dos grupos de expediciones comerciales (empresas que pagando una verdadera millonada prometen un mayor nivel de éxito que si te planteas la escalada por tu cuenta. Personalmente yo jamás contrataría estos servicios normalmente de americanos), los dos con gran experiencia en el Everest, se pusieron nerviosos y forzaron a sus serpas a abrir la huella con solo un día de espera después de las fuertes nevadas.
Conclusión: en la parte alta de la cascada un enorme témpano de hielo del tamaño de un edificio se desplomo al paso de los serpas y se les vino encima miles de toneladas de hielo y nieve enterrándoles sin la menor posibilidad de un rescate de los cuerpos. Allí permanecerán en sus tumbas de hielo hasta que dentro de algún tiempo el movimiento del glaciar aflore los cuerpos.

Este es el resultado de la presión de los clientes millonarios que tras pagar sumas de dinero increíbles, obligan a sus jefes de expedición a tomar decisiones desafortunadas, no atendiendo a las señales inequívocas que la montaña anuncia. Y sobre todo no tener paciencia. Esta es mayor de las virtudes en estas gigantescas montañas.

Como decía ahora ya tenemos las primeras victimas, tres jóvenes serpas que dejan familias e hijos, además de numerosos heridos. Por desgracia yo conocía a dos de los serpas fallecidos y el día anterior si recordáis mi crónica había invitado a Apa Serpa (record del mundo de ascensos al Everest con 15 ascensiones) a comer a mi campamento, y le acompañaba su cuñado también serpa y otro familiar mas, también serpa. Ambos trabajaban en su equipo. Pues estos dos serpas son dos de los fallecidos.

Imaginaros mi estado de ánimo. Solo 20 horas antes hemos comido juntos y ahora están muertos.
Hoy es un día muy duro para mi, terrible. He llorado con mi amigo Apa serpa la muerte de sus familiares y compañeros. Apa esta hundido, y lo peor de todo es que no puede consolar a sus familiares, porque los clientes continúan con la expedición y el ha de volver a la montaña mañana mismo. Sí señores, a si de duro es el trabajo de los serpas. También se ha dado la casualidad que otro de los fallecidos es el cuñado de mi serpa, y este a su vez esta desolado. Ayer he compartido con el momentos también muy duros, y le he dicho que se puede marchar, con su familia, que ya me arreglare, pero su respuesta ha sido tajante: ¡ no¡. Yo he venido a escalar el Lhotse contigo, y eso es lo que voy hacer.

Su respuesta no deja dudas, pero yo me pregunto si es humano. Ellos, esa gente hecha de otra pasta me han convencido que hay que reponerse ante la adversidad, y que su pueblo ha visto caer a muchos de los suyos, pero la vida continua, y es su trabajo, y además es un orgullo para la raza serpa escalar estos picos de mas de 8000 metros. Son gente anónima que no salen en los periódicos ni las televisiones. Por eso hoy quiero dedicarles todo el protagonismo a los serpas, a mi serpa. Ellos nunca dudan en dar su vida para salvar la tuya en una situación comprometida. Son gente muy especial.

También quiero dejar claro que si se interpreta correctamente las señales que nos envía la montaña, los riesgos se minimizan considerablemente. Personalmente he dedicado media vida a escalar montañas y nunca he sufrido un accidente. Se que soy afortunado, pero también se calcular los riesgos, y atacar a la montaña en el momento justo, y cuando lo hago, lo hago con determinación con el convencimiento que lo conseguiré. Pero antes he tenido paciencia. La paciencia es la clave.

Hoy mi más sentido pésame a los amigos serpas muertos. Espero que encuentren una buena reencarnación, pues en su cultura budista es lo que les espera. Otra vida, mejor vida.

Mañana me toca escalar la cascada de hielo del Kumbu e instalar como mínimo el campo I (6.000 m.), pero intentare también instalar el campo II (6.400 m.). Para ello estaré al menos dos o tres días antes de regresar al campo base para contároslo. He de atravesar el mismo lugar donde los cuerpos de mis amigos los serpas están a varios metros de profundidad. Será duro, pero no tengo opción, he venido a escalar el Lhotse con sus 8516 m. y eso ahora es lo que tengo que hacer.

Hoy la crónica esta dedicada a esa raza increíblemente fuerte:”Los serpas”
Jesús Calleja desde el corazón del Himalaya.

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